Como sugiere su nombre, Dungleon juega como un rastreador de mazmorras sin fin, pero con palabras en lugar de monstruos. En cada etapa, debes navegar a través de un laberinto lleno de trampas y obstáculos para encontrar un cofre del tesoro lleno de monedas de oro y gemas que te darán puntos para el siguiente nivel.
¿La captura? Los muros de palabras bloquean tu camino cuando los encuentras, lo que te obliga a usar sinónimos para evitarlos: doloroso > se convierte en rasguño > y taza > se convierte en bebida >. Y aunque cada nuevo nivel se genera aleatoriamente mediante algoritmos para mantener las cosas frescas y emocionantes, cada vez que superas un nivel siempre hay otro esperando a la vuelta de la esquina en caso de que te sientas demasiado cómodo explorando.
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